Introducción
El consumo energético de la minería de Bitcoin es comparable al de algunos países, lo que a menudo se señala como uno de los principales inconvenientes de esta criptomoneda debido a su impacto en el medio ambiente. Sin embargo, los defensores de Bitcoin sostienen que la situación es más compleja y que, en ciertos aspectos, Bitcoin puede ser considerado una tecnología ecológica. ¿Cómo es esto posible? ¿Quién tiene razón?
Prueba de Trabajo y Consumo Energético
La red de Bitcoin se protege contra ataques de spam mediante un mecanismo conocido como «prueba de trabajo». Este algoritmo, creado por Cynthia Dwork y Moni Naor en 1993, predates la aparición de Bitcoin y exige realizar cálculos (el «trabajo») para obtener permiso para ejecutar una transacción. En sus inicios, la minería de Bitcoin no era exigente; cualquier persona podía minar utilizando una computadora normal. Sin embargo, a medida que aumentó la demanda de Bitcoin, también lo hizo la dificultad de la minería, requiriendo cada vez más energía para llevar a cabo las tareas matemáticas.
En la actualidad, las operaciones mineras se realizan a escala industrial, con granjas dedicadas a resolver los acertijos de Bitcoin a la mayor velocidad posible.
Para 2018, el consumo energético de la red de Bitcoin alcanzó niveles comparables a los de países como Nigeria y Dinamarca. Se puede argumentar que las actividades mineras de Bitcoin tienen un impacto ambiental significativo, manifestándose en cuatro áreas principales. Según métricas informadas por Digiconomist, cada transacción de Bitcoin consume más de 1,100 kW/h (equivalente al consumo promedio de una familia estadounidense en 38 días), utiliza 17,500 litros de agua dulce (equivalente a una piscina en un patio trasero), genera más de 280 gramos de desechos electrónicos (más de 1.5 iPhones 12), y produce emisiones de carbono que ascienden a 620 kg de CO2 (equivalente a 1.3 millones de transacciones de VISA o a visualizar videos en YouTube durante 11.7 años).
Comparaciones con Otras Industrias
Aparte de las preocupaciones sobre el consumo energético, diversos estudios recalcan que la minería de oro es menos perjudicial para el medio ambiente que la de Bitcoin cuando se compara la cantidad de Bitcoin y oro en relación a su valor en dólares. Aunque estas estimaciones no se asocian a fechas precisas, se basan en datos revelados en 2023 o anteriores. Por ejemplo, Tesla citó el impacto ambiental como la razón para detener el soporte de pagos en Bitcoin en 2021. En contraste, Ethereum hizo la transición de prueba de trabajo a un algoritmo de prueba de participación más ecológico en 2022.
Desafíos y Cambios hacia la Sostenibilidad
El uso de combustibles fósiles alimenta la mayoría de las instalaciones mineras; se estima que entre el 50 y el 90% de la energía utilizada proviene de estos combustibles. Sin embargo, el Instituto de Investigación de Activos Digitales cuestiona la validez de los datos y artículos sobre el daño ambiental de Bitcoin, mencionando que una investigación defectuosa de 2018 fue citada miles de veces hasta 2024, mientras que solo el 2% de los artículos sobre el tema contenían información precisa.
A pesar de esto, desde 2022 se ha observado un cambio hacia una cobertura más rigurosa del impacto ambiental de Bitcoin.
Ante esta preocupación, varias operaciones mineras han comenzado a buscar formas más ecológicas de llevar a cabo la minería. Compañías están aprovechando el exceso de energía para minar Bitcoin en vez de desperdiciarlo. Por ejemplo, un balneario en Nueva York está utilizando la energía generada en el proceso de calentar sus piscinas para minar Bitcoin, monetizando así la energía residual.
Otra forma de hacer la minería de Bitcoin más sostenible es mediante el uso de energía renovable. Por ejemplo, en Etiopía, se está empleando la energía de la Gran Represa Renacentista Etíope para una minería más limpia de Bitcoin. Según estudios de 2024, la minería de Bitcoin podría tener un efecto positivo, reduciendo las emisiones de CO2 y contrarrestando su imagen como contaminante.
Aunque algunas empresas afirman que sus operaciones son neutrales en carbono, la mayoría reconoce solo haber disminuido su consumo energético. Sin embargo, aún falta información sobre las operaciones mineras y sus emisiones de CO2, lo que dificulta cuantificar la reducción de la contaminación en los últimos años.
Defensa y Comparaciones
Uno de los defensores de Bitcoin, Pierre Rochard de Riot Platforms, ha mostrado en videos la medición de CO2 en instalaciones mineras, generando ciertas críticas, pues algunos argumentan que las emisiones no provienen de los dispositivos de minería en sí, sino de la generación de electricidad. Otra línea de defensa utilizada es comparar el impacto ambiental de Bitcoin con el del sistema bancario, sugiriendo que las transacciones bancarias no son más ecológicas. Este argumento podría sostenerse si Bitcoin reemplazara al sistema bancario, pero actualmente no es el caso.
Conclusión
En conclusión, aunque la industria de la minería de Bitcoin presenta desafíos ambientales significativos, algunos participantes están trabajando para encontrar formas de hacerla más sostenible. Se plantean objetivos ambiciosos, como el de que el 70% de la red Bitcoin utilice energía sostenible para 2030. Así, podemos afirmar que ciertas operaciones mineras son más verdes que otras, y la tendencia hacia una minería más ecológica está en aumento.