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El capitalismo está minando el alma de Web3 cada día

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Introducción a Web2 y Web3

Vivimos en un mundo digital que se divide entre Web2 y Web3. Este último es relativamente nuevo y fue creado por pioneros que creían en la descentralización, la libertad y la autonomía. En sus inicios, Web3 era un territorio salvaje y inexplorado, sin gobernantes, solo constructores.

Inicios de la colonización de Web3

Sin embargo, pronto se construyó un puente entre Web2 y Web3. Al principio, solo un selecto grupo de capitalistas de Web2 se adentró en este nuevo mundo, atraídos por su enorme potencial. Observaban desde la distancia, analizando el terreno, comprendiendo sus reglas e identificando los territorios más valiosos.

“La primera oleada de colonización masiva se inició con Bitcoin, el activo más preciado de la isla Web3.”

Este representa un recurso escaso donde la propiedad es clara y el poder recae en aquellos que entienden sus fundamentos. Sin embargo, una vez que los primeros colonos aseguraron su riqueza, comenzaron a expandirse.

La expansión de territorios y la innovación

Se dieron cuenta de que Web3 era mucho más que Bitcoin; había vastas tierras no reclamadas esperando ser moldeadas. Rápidamente, comenzaron a establecer nuevos territorios: Ethereum, Solana, Polkadot, entre otros. A medida que se descubrían más tierras, la carrera por dividir estas nuevas naciones se intensificó.

En los primeros días, el espacio de bloques era escaso. Las primeras cadenas de bloques operaban con estrictas limitaciones; cada transacción requería un espacio y había poco disponible. Este tipo de escasez otorgaba un valor inmenso al espacio de bloques, convirtiéndose en un asiento en la nueva economía digital.

Sin embargo, a medida que la competencia crecía, también lo hacía la innovación. Surgieron formas más eficientes de crear espacio de bloques: soluciones de capa 2, rollups, altchains; cada una de estas trajo consigo una nueva abundancia de tierra al planeta Web3.

Consecuencias de la saturación y el ingreso desde Web2

Pero esta inundación de espacio de bloques tuvo consecuencias no deseadas. Lo que antes era valioso se volvió accesible. El costo de almacenar transacciones —una fuerza económica clave— se desplomó. La promesa era que el espacio de bloques económico atraería a millones de nuevos colonos de Web2, pero la realidad fue distinta.

Los habitantes de Web2 dudaron. Habían escuchado historias sobre cazadores de tesoros aventureros en Web3, llevados por la promesa de riquezas, solo para ser devorados por depredadores. Algunos migraron, comprando pequeños terrenos en forma de tokens, cada uno prometiendo un valor futuro.

La complejidad y los riesgos de Web3

Sin embargo, no se dieron cuenta de que Web3 ya había sido construido por los primeros colonos y los capitalistas más poderosos. A medida que más personas de Web2 migraban, se encontraban atrapadas sin darse cuenta. La complejidad de Web3 resultaba abrumadora, con demasiados nuevos países, reglas y estafas disfrazadas de oportunidades.

“Web3 se había convertido en un parque de diversiones para aquellos que sabían cómo extraer riqueza de los ignorantes.”

El floreciente mercado de trading y las dinámicas de poder

A pesar de que el espacio de bloques era más barato que nunca, la adopción seguía siendo lenta. Nuevas tierras se crearon con la promesa de experiencias de usuario fluidas, pero no alcanzaron la familiaridad y conveniencia que ofrecía Web2. Entre tanto, emergió un floreciente mercado de trading. Las propiedades de Web3 —tokens— se convirtieron en el núcleo de su economía.

Las salas de trading operaban sin descanso, impulsadas por la especulación, la manipulación y la avaricia, mientras los verdaderos beneficiarios de Web3 prosperaban. Sin embargo, el lado oscuro de Web3 es que ya no es verdaderamente descentralizado.

Conclusiones sobre el futuro de Web3

Los ideales iniciales de una frontera digital libre y abierta fueron reemplazados por la fría realidad del capital. El juego está amañado. Las fuerzas que dominaron Web2 han encontrado su camino en Web3, asegurándose de que todo el planeta se moldee a su alrededor.

Así, el planeta Web3 sigue expandiéndose, convirtiéndose en una frontera interminable de tierra digital, especulación y oportunidades efímeras. El sueño de una verdadera descentralización persiste, pero para muchos, queda como un mero deseo. Los colonos continúan llegando, esperando enriquecerse, pero al final, la mayoría se marcha con menos de lo que trajeron.

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