La Soberanía Tecnológica de Pakistán
Pakistán aspira a la soberanía tecnológica, pero estas ambiciones enfrentan desafíos económicos y políticos significativos, como los bajos niveles de vida y un conflicto prolongado con India, que controla las cabeceras de ríos clave. Coinpaper ha investigado cómo esta república islámica, con un gran potencial humano, está tratando de construir un futuro digital en medio de la inestabilidad.
Adopción de Tecnologías Digitales
Con una población de más de 255 millones de personas, Pakistán está adoptando activamente tecnologías digitales. En los últimos años, ha surgido un creciente interés en las criptomonedas y la inteligencia artificial. Los jóvenes, especialmente en grandes ciudades como Karachi y Lahore, están utilizando cada vez más aplicaciones de blockchain y participando en el comercio de criptomonedas. No se trata solo de una tendencia; para muchos, es una forma de protegerse de la inestabilidad financiera.
Los activos digitales se presentan como una herramienta atractiva para preservar y hacer crecer el capital en medio de la alta inflación de la rupia pakistaní. Para la población joven y tecnológicamente alfabetizada, las criptomonedas también se han convertido en un recurso para realizar transferencias transfronterizas y generar ingresos.
Desafíos en la Conectividad
Sin embargo, no todos los pakistaníes pueden permitirse el acceso a internet de alta velocidad. Según proyecciones para 2025, solo el 45.7% de la población tendrá una conexión estable, y las áreas rurales a menudo quedan completamente fuera de la cobertura. Esto ralentiza notablemente la adopción masiva de monedas digitales.
La situación de las criptomonedas en Pakistán es un ejemplo clásico del conflicto entre el gobierno y la población. Actualmente, los activos digitales se encuentran en una zona gris. En 2022, las autoridades pakistaníes consideraron prohibir las criptomonedas y planearon bloquear sitios web relacionados con activos digitales. Al mismo tiempo, el Banco Estatal anunció el lanzamiento de una moneda digital del banco central (CBDC) para 2025.
A pesar de esto, el país tiene una de las tasas de adopción más altas de activos digitales en el mundo. Gracias a la actividad de los inversores minoristas, Pakistán se encuentra entre los diez principales líderes globales en adopción en 2024, según datos de Chainalysis. Los analistas también predicen un crecimiento rápido adicional, con el número de usuarios de criptomonedas en el país que se espera supere los 27 millones para finales de 2025, y los ingresos de la industria se prevé que alcancen los 1.6 mil millones de dólares.
Iniciativas de Minería Digital
En 2021, la provincia de Khyber Pakhtunkhwa anunció planes para construir granjas estatales para minar oro digital, utilizando energía hidroeléctrica barata para reabastecer el tesoro. La iniciativa se estancó hasta 2025, cuando el presidente de la Junta de Criptomonedas, Bilal bin Saqib, anunció planes para desviar electricidad excedente hacia la minería de bitcoin y alimentar centros de datos para el sector de inteligencia artificial.
Más tarde se reveló a los medios locales que el gobierno pakistaní asignará 2 GW para estos propósitos, enfocándose en utilizar recursos excedentes de fuentes renovables: energía hidroeléctrica, eólica y solar. Este es un ejemplo de una agenda ambiental equilibrada sin ludismo: el país no teme a la tecnología, sino que busca minimizar el daño a la naturaleza.
Poco después, Saqib anunció la creación de una reserva nacional en oro digital. Estas intenciones, así como otros movimientos del país hacia las criptomonedas y la inteligencia artificial, han suscitado preocupaciones en el Fondo Monetario Internacional (FMI). Pakistán ha anunciado planes ambiciosos para utilizar energía renovable excedente para la minería y un fondo de bitcoin. Sin embargo, la implementación práctica de estas iniciativas requiere un marco legal claro, que aún no se ha desarrollado en el país, lo que representa el principal obstáculo en el camino hacia el objetivo.
Colaboración con China
El salto tecnológico de Pakistán no habría sido posible sin la colaboración con China. Pekín es el principal socio de Islamabad, y esta cooperación va mucho más allá de la política, estando incrustada en el megaproyecto del Corredor Económico China-Pakistán (CPEC). Las áreas clave de apoyo incluyen:
- Infraestructura: Las empresas chinas están involucradas activamente en la instalación de cables de fibra óptica. Un ejemplo es el proyecto de cable submarino PEACE (Pakistan & East Africa Connecting Europe), que reduce la dependencia de Pakistán de las líneas de comunicación existentes y lo conecta directamente con países socios.
- Inteligencia artificial y vigilancia: China está ayudando a implementar sistemas de Ciudad Segura en Islamabad, Lahore y otras megaciudades. Estas son plataformas integrales con miles de cámaras y algoritmos de IA para reconocimiento facial y análisis de comportamiento.
- Conectividad 5G: Los gigantes chinos Huawei y ZTE son los principales contratistas en la prueba y despliegue de redes de quinta generación en Pakistán.
Para China, un Pakistán tecnológicamente avanzado y estable es una garantía de seguridad para su inversión en CPEC y un nodo clave en la iniciativa «Una Franja, Una Ruta».
Regulación y Vulnerabilidades
La World Wide Web en Pakistán está estrictamente regulada, pero los métodos son diferentes a los de China. Mientras que «El Gran Cortafuegos de China» es un sofisticado sistema proactivo de filtrado de contenido, el enfoque de Pakistán es reactivo y tosco. El principal regulador es la Autoridad de Telecomunicaciones de Pakistán (PTA), que utiliza herramientas como el bloqueo de plataformas, apagones durante protestas políticas y la reducción de tráfico (throttling) para mantener el control. Estas técnicas dañan directamente la economía digital, pero las autoridades creen que están justificadas para mantener el orden.
La principal vulnerabilidad de Pakistán es el acceso al agua. El país depende críticamente de los ríos que se originan en territorio indio o en Cachemira controlada por India. Este es un legado de la partición de la India británica que Nueva Delhi utiliza como un poderoso apalancamiento. La relación está regida por el Tratado de Aguas del Indo de 1960, que establece que Pakistán recibe el flujo de los ríos «occidentales» (Indo, Jhelam, Chenab) y India recibe el flujo de los ríos «orientales» (Ravi, Beas, Sutlej). Sin embargo, India tiene el derecho de construir plantas hidroeléctricas en los ríos «pakistaníes».
Otra escalada del conflicto de Cachemira que comenzó en abril de 2025 ha puesto de nuevo de relieve esta vulnerabilidad, ya que India restringió el flujo de agua en los ríos Chenab y Jhelam, utilizados por Pakistán para la agricultura y la generación de energía. Tales acciones permiten a India ejercer presión económica directa sobre sus vecinos. En este contexto, el desarrollo tecnológico se convierte en una cuestión de supervivencia.
Perspectivas Futuras
Para evaluar si los planes de Pakistán para la digitalización y las criptomonedas son realistas, es importante observar los indicadores económicos. El ingreso promedio en el país es de 1,824 dólares al año, un nivel extremadamente bajo según los estándares globales. Por lo tanto, comprar, por ejemplo, equipos de minería sigue siendo una tarea imposible para la gran mayoría de los pakistaníes.
Esta cifra explica por qué la población está huyendo hacia las criptomonedas por pobreza, por qué el gobierno no puede financiar sus propios proyectos de TI y por qué el país depende tanto de los préstamos y la tecnología chinas. Hablar de construir ecosistemas de IA sofisticados o de adquirir bitcoin para reservas gubernamentales parece desconectado de la realidad, donde las necesidades básicas de millones de personas siguen sin satisfacerse.
Pakistán se encuentra en una encrucijada. Por un lado, cuenta con un enorme capital humano, interés en las finanzas digitales y apoyo de China. Por otro lado, enfrenta una regulación caótica, pobreza y conflictos constantes con India. El país deberá encontrar un equilibrio entre la ambición y la realidad.
Si los planes para una reserva de bitcoin y minería se concretan, podrían sentar un ejemplo para otros países en desarrollo. Sin embargo, sin abordar problemas básicos, desde el acceso a internet hasta la estabilidad energética, tales proyectos corren el riesgo de quedarse en papel. Este camino está lleno de riesgos, desde el autoritarismo digital hasta el aislamiento económico en caso de fracaso. Pero para el país, un salto tecnológico podría ser una oportunidad para un futuro mejor.